En numerosas ocasiones, en asesorías de formación en investigación que estamos realizando, nos encontramos con la sorpresa de tener como alumnos a docentes universitarios que, habiendo defendido hace años su tesis doctoral, no han publicado ningún artículo sobre la investigación que la sustentó. Este tema que en otros contextos sería inusual y sorprendente está demasiado extendido en nuestro entorno, de hecho, se tuvo que regular la necesidad de publicar uno o más artículos para poder defender la tesis doctoral y alcanzar el grado de doctor (cambiando uno de los requisitos, que fuera una investigación inédita de la que no se hubiera publicado nada, que antes se planteaba).
Cuando realizamos una investigación y no publicamos nada sobre ella cometemos varios errores que atentan contra nosotros mismos, nuestra universidad y la comunidad científica en general.
De todos es conocido como la progresión académica y científica de un investigador está directamente relacionada, cada día más, con el número de artículos que publica y la calidad de estos. Si quiere usted avanzar en su carrera académica y progresar en la, cada vez más difícil, carrera universitaria deberá publicar en revistas científicas de calidad y alto impacto (sobre todo en aquellas que se encuentran indexadas en las bases de datos más importantes: WOS -con JCR y ESCI- y SCOPUS), si quiere que las agencias de evaluación de su país le acrediten en las distintas categorías universitarias.
Pero no solo usted se puede beneficiar de la publicación (o perjudicar por la no publicación) de sus artículos, una parte muy importante de los fondos que sustentan el presupuesto de la universidad a la que pertenece son concedidos, por las distintas instancias administrativas y de investigación, en base al número y calidad de los artículos que sus docentes investigadores publican en revistas científicas de impacto, por lo que si quiere usted colaborar con la entidad en la que trabaja intente publicar sus investigaciones en revistas indexadas.
Una investigación que no “ve la luz”, al no ser publicada, sustrae a la comunidad científica los aportes y avances que esta podría tener. Si usted se ha beneficiado al obtener una subvención para un proyecto de investigación posiblemente sea, entre otros aspectos, por estar sustentado en la construcción de un estado del arte fruto de una buena revisión bibliográfica. La construcción de este marco teórico ha sido posible porque los investigadores que le han precedido, en su campo temático de investigación, sí han cumplido con su deber de compartir y hacer públicos los resultados de sus investigaciones, lo justo es que usted haga lo mismo y “devuelva” parte de lo recibido de manera que sus aportes beneficien a la construcción científica en general y, de manera particular, a los futuros investigadores de su campo temático.
En paralelo a lo ya comentado también puede colaborar con sus publicaciones a un mejor posicionamiento de su universidad en los rankings internacionales que las comparan ya que la mayoría de ellos contemplan, como un indicador muy relevante, las publicaciones de los docentes de una universidad (en cantidad y calidad) en revistas científicas de impacto.
En definitiva, por todas las razones comentadas, es necesario que los docentes publiquen los resultados de sus investigaciones en revistas científicas de impacto. El hecho de publicar no trae aparejado, en nuestra opinión, ninguna desventaja y solo se traducirá en ventajas para usted, su Centro y la comunidad científica a la que pertenece.
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