Antes que nada, quisiera resumir esta reflexión para aquellos que no dispongan de tiempo. En ella, argumento que por una parte es necesario y bueno que los investigadores sean sensibles a las problemáticas actuales, pero por otra, me temo que la mayor parte del esfuerzo investigador apenas va a servir para mucho y sospecho que tampoco va a generar los frutos esperados a quienes hagan este esfuerzo, generando frustración a la mayoría de las personas que lo realicen.
En estos días se están multiplicando las solicitudes para participar en encuestas sobre el coronavirus, promociones de monográficos sobre el tema y alguna invitación personal para hacer un trabajo en coautoría. El investigador percibirá una oportunidad que probablemente facilite la tan deseada publicación de su nombre en una de estas revistas de éxito. Primer error. Esto no va a suceder, por lo menos no le va a suceder a la mayoría de los investigadores y aspirantes que durante estas semanas se desvíen de sus investigaciones habituales para meterle mano al coronavirus y todos los posibles ángulos de investigación. Esto ya pasó con los Estudios de Género en tiempos de Zapatero y con los Estudios sobre el Postconflicto en la Colombia de Juan Manuel Santos y la realidad es que de los miles de investigadores que dedicaron sus esfuerzos a publicar sobre estos temas de moda fueron muy pocos los que lograron publicar sus trabajos en medios de calidad.
La agenda científica esta inevitablemente marcada por las necesidades de la sociedad. En el campo de las Ciencias Naturales se prioriza la investigación sobre aquellas áreas que se desconocen y cuyo conocimiento puede tener repercusiones directas sobre la sociedad, la industria, la política, la guerra… ¿Y en Ciencias Sociales? Pues normalmente la investigación en Ciencias Sociales está encaminada a solucionar lo que está mal en el mundo (social) o a tratar de predecir cómo afectará al futuro de la sociedad cambios presentes o realidades inminentes (por ejemplo, el uso de las redes sociales virtuales). Normalmente, estos frentes de investigación son soportados con financiación y en el caso concreto de la investigación social la financiación es casi con total exclusividad de origen público, en muchos casos con un fuerte componente político (y sus receptores).
Por tanto, es bueno y natural que los investigadores sociales se preocupen por estudiar estos fenómenos que van a tener tanta repercusión, pero me temo que sólo unos pocos obtendrán los resultados deseados. El problema de estas modas científicas es que la demanda de artículos original se ve correspondida por un exceso de oferta o, dicho de otra forma, las revistas van a publicar unos pocos trabajos de los cientos o miles que se van a elaborar, al menos las buenas revistas, que son finitas. El problema es que estas modas además vienen acompañadas por un elemento de gran caducidad, es decir, si los autores no consiguen publicar en los monográficos habilitados para este tema, y lo van a tener difícil por la gran competitividad, más difícil va a ser “colocar” esos trabajos en otras revistas genéricas que van a recibir la segunda oleada de artículos, la de los rechazados en los monográficos ya que las revistas generalistas restringirán, obviamente, la temática sobre este tema.
¿Quiénes serán los autores que consigan su objetivo? Pues muy simple, aquellos que estaban trabajando de manera exitosa en estos temas, aquellos que no tengan que desviar en exceso su línea de investigación para estudiar el fenómeno, es decir, en el caso del coronavirus, los referentes en docencia virtual, comunicación política, comunicación sanitaria y todos los temas desde los que se puedan analizar el área (y los editores de los monográficos). ¿Quiénes van a fracasar? Pues la legión de investigadores que sin conocer las teorías y las técnicas del área empiecen a investigar sobre el Covid19 y sus consecuencias en tal tema, con la objetividad del que desconoce el campo, produciendo trabajos simples y mal contextualizados, dicho de otra forma, es bastante difícil que alguien que no encuentra el éxito científico en su área lo vaya a encontrar en esta “oportunidad”, más al contrario habrá perdido tiempo y recursos.
La realidad es que, por muchos monográficos, las revistas referentes serán las que acaben aglutinando los mejores artículos, pues son la opción prioritaria de los investigadores. En el área de Comunicación la opción prioritaria serán las revistas mejor posicionadas en las bases de datos referentes, revistas como Comunicar o El Profesional de la Información, esta última ya ha advertido que este tema tiene cabida en su sección de Miscelánea y aquellos que superen los procesos evaluativos serán publicados de la forma más eficiente. Igualmente, estos días nos están escribiendo a Comunicar preguntando si nos interesan artículos que analicen el fenómeno, la respuesta es la misma que a todos; en Comunicar estamos encantados de recibir trabajos de calidad sobre cualquier aspecto que se relacione con la Comunicación y la Educación y si es sobre ambas, mejor, por tanto, cualquier trabajo que relacione al coronavirus con estas temáticas será bienvenido y evaluado junto al resto.
La oportunidad sin el talento sirve de poco, pero si el talento y la virtud se unen crean sus propias oportunidades.
Imagen de Arek Socha en Pixabay
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