¿Qué es esto de pagar por publicar artículos? La intención de esta entrada es introducir el tema para que el lector obtenga una visión profunda y contextualizada del asunto y así saque sus propias conclusiones. Las revistas científicas son en su mayoría productos deficitarios, económicamente hablando, apoyados por instituciones que entienden que la revistas aportan otros intangibles importantes. Sólo las mejores revistas del mundo tienen sus cuentas saneadas y ofrecen incluso beneficios. Tradicionalmente, su principal fuente de ingresos directa han sido las suscripciones y el pago por acceso a los artículos en internet apoyándose en financiación a fondo perdida de sus respectivas entidades editoras.
Por tanto, eran y son las suscripciones personales y corporativas aquellas que financian principalmente a las revistas. De hecho, en origen, la mayor parte de las suscripciones eran personales, hasta que se inventó la fotocopiadora (primera crisis del modelo editorial científico). Desde este fatídico día, son principalmente las universidades y centros de investigación quienes, a través de sus suscripciones sufragan las revistas con dos limitaciones fundamentales, la económica y la espacial.
Pero llegó el fatídico internet y con él vinieron nuevos modelos que harían que nada volviese a ser igual. En primer lugar, se incorpora el uso del correo electrónico, acelerándose y abaratándose el proceso de envío y comunicación con los autores. Y la comunidad vio que era bueno. Posteriormente, las revistas dan el salto integral al formato digital y, poco a poco, el modelo electrónico empieza a complicarse y a encarecerse, así como a exigir conocimientos cada vez más avanzados. En este contexto surge un movimiento global que, sin resolver la principal cuestión de fondo, la financiación de las revistas, reclama el Acceso en Abierto a las producciones científicas, o, dicho de otra forma, pide en justicia que las revistas, en pro del avance de la humanidad, renuncien a su principal fuente de ingreso y pongan en abierto sus trabajos a través de internet.
Los amigos del “todo lo ajeno debe ser gratis” olvidan que las cosas cuestan, podemos abaratar costes a costa del interés académico de los miembros de staff científico de una revista (editores, revisores), pero se hace muy difícil convencer a los profesionales de la revista (editores, informaticos, etc.) que trabajen gratuitamente, a no ser que estos roles sean mal asimilados por académicos. En este contexto surge un nuevo modelo de financiación de revista, el de pagar por publicar, que algunos venden como la solución a la financiación de revistas y el Open Access.
Basándose en que alguien debe asumir los costes de edición y que los autores son parte muy interesada (los investigadores son a su vez lectores y evaluadores) se propone que sean los autores quienes además de nutrir de contenido las revistas alimenten la financiación de las mismas, con fondos propios o de proyectos. El autor obrará bien destinando en sus proyectos una cantidad para la publicación de sus resultados. Además, pagar por publicar también puede tener sus ventajas. El sistema permite crecer de manera escalada, lo que significa que las revistas adecúan sus energías a las necesidades reales, permitiéndoles crecer sin acumular fatiga o, dicho de otra manera, una revista puede editar y publicar el número de artículos que quiera sin limitarse a un número fijo pues tiene un presupuesto variable que se va a justando a sus necesidades., pues éste es variable en relación al número de artículos aceptados. Igualmente se aceleran los procesos evaluativos y de edición, pues pagar por publicar suele garantizar la profesionalización de los servicios.
Bajo este nuevo modelo surgen unas pocas revistas serias, respaldadas por instituciones de prestigio como la Public Library of Science (familia PLOS). Igualmente, muchas revistas empiezan a incorporar una opción para “liberar” el acceso a los artículos previo pago del autor, es decir, las revisas renuncian a cobrar por el acceso a un artículo porque el autor previamente ha pagado por ello, buscando una difusión mayor. No obstante, esta población de revistas es casi anecdótica si la comparamos cuantitativamente con la población de revistas fraudulentas (Predator) que, aprovechando este modelo (unas 17.000), tratan de cobrar por unos procesos de evaluación inexistentes. Por tanto, publicar en revistas que cobran por publicar es como comer setas, una opción con muchos riesgos, a no ser que contemos con cierto conocimiento del área.
También hay que indicar que revistas tradicionales, que se han visto empujadas a seguir el modelo Open Access, están pidiendo a sus autores que colaboren en los costes de edición. Estas revistas son opciones seguras, alejadas de las Predator, puesto que durante años han demostrado no tener intereses económicos y es la situación actual y el incremento de los gastos de edición constante (cada año se crea una opción de pago que mejora las características de la web de la revista) lo que les ha llevado a solicitar el auxilio de los autores para pagar parte del proceso, revistas de la calidad de Prisma Social, Revista Latina de Comunicación Social o Icono 14. Normalmente cantidades pequeñas y bien justificadas.
Recapitulemos y resumamos. 1. Existen revistas que hacen que los costes de edición sean pagados por los autores, y este es un modelo lícito, no obstante, debido al fenómeno masivo de las revistas Predator, la mayor parte de las revistas que cobran por publicar son fraudulentas. 2. Pagar por publicar permite que los contenidos estén en acceso abierto, pero impide que investigadores sin recursos publiquen en estas revistas a no ser que sean “becados” por las mismas (Plos One tiene una política de ayudas). 3. Las mejores revistas científicas no suelen estar en Acceso Abierto ni cobran a sus autores, esto de pagar por publicar es una práctica poco común en las revistas de élite, que se está extendiendo a las revistas mediocres y que es mayoría en las revistas fraudulentas.
Comments are closed