Las revistas científicas de prestigio internacional tienen como sus máximas el rigor, la puntualidad y la transparencia de todos sus procesos, de forma que generan confianza en la comunidad científica que tiene acceso a los estudios e investigaciones que se publican, así como a los investigadores que deciden presentar sus trabajos en las mismas.

Todas las revistas científicas cuentan ya con “normativas para los autores” que, contrariamente a lo que se piensa comúnmente, son más valiosas cuanto más estandarizadas están y menos “singularidades” generan a los autores que peregrinan de una publicación en otra. Las revistas científicas de alto nivel comparten estándares comunes que facilitan a los autores y lectores la comprensión de sus manuscritos. Más que encorsetamiento, se trata de no hacer perder tiempo a los investigadores en cuestiones formales y centrarse realmente en los aportes novedosos y originales que los trabajos han de necesariamente contener en este tipo de revistas.

Junto a la normativa para los autores, las revistas de prestigio, como “Comunicar” (https://goo.gl/uXESEf), cuentan con una “normativa o indicaciones para los revisores”, esa comunidad científica sobre la que pivota la evaluación ciega de los manuscritos y que es un elemento esencial para estructurar el avance científico a través de las publiaciones periódicas.

Las normativas u orientaciones para revisores han de ser públicas y conocidas no solo por estos sino también por lectores y, sobre todo, autores, porque, en aras al criterio sagrado de la transparencia y la objetividad, toda la comunidad científica ha de concoer los parámetros básicos que rigen la valoración de los manuscritos y los criterios que determinan la selección de unos frente a otros, en una siempre alta competitividad por la que, en consecuencia, los autores demandan confiabilidad en el proceso.

La normativa para revisores garantiza la aplicación de criterios universales y uniformes para todos los revisores que avalan revisiones ajustadas a criterio y no a discrecionalidad, al margen de las variaciones contextuales que en Ciencias Sociales son tan trascendentales.

Las revistas de alto nivel también, en virtud de esa transparencia y objetividad, que debe ser su norte y su faro, publican la relación completa de todos sus revisores, sus plantillas y afiliaciones, de manera que el número y currículum de los mismos, así como la diversidad de instituciones, países… son una garantía anti-endogámica de primer nivel y una prueba eficiente del prestigio de la publicación. “Comunicar” cuenta en la actualidad con 500 revisores de 42 países, con las instituciones más detacadas del mundo en la temática. En su sección “Consejo de Revisores” podemos ver la amplia y variada relación de investigadores de todo el mundo que colaboran en los procesos de revisión de manuscritos (https://goo.gl/ja2Nuo), pero también su implicación en cada número, las indicaciones para revisores (normativa), un vídeo explicativo y también las fichas/protocolos de las diferentes secciones que se emplean para revisar y que son de audiencia pública.

¡Una recomendación final para los autores! Conocer las fichas de revisión, las orientaciones para valorar los manuscritos e incluso la lista de los revisores nos permitirá, sin duda, ajustar mucho mejor el formato de nuestra investigación para tener éxito en este tipo de revistas científicas de alto nivel que no solo son exigentes en el contenido sino también en todo el formato de presentación.

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