En anteriores entradas se ha venido hablando de cómo adecuar el artículo al contexto en el que se va a realizar la publicación, en concreto, a la revista científica y su normativa. Sin embargo, la adecuación es solo una de las tres propiedades textuales que deben guiar el proceso de escritura. Las otras dos, y no menos importantes, son la coherencia y la cohesión.
La coherencia permite concebir el texto como una unidad de significado, de manera que las distintas partes estén relacionadas con el tema o la idea principal y el lector pueda comprender el sentido global. Para la consecución de un texto coherente debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:
- El tema principal del artículo se va desarrollando sin contradicciones ni repeticiones de la información aportada.
- Se debe realizar una adecuada selección de la información (ni escasa ni excesiva) y ordenar de manera lógica las ideas.
- Tener presentes los conocimientos compartidos por el emisor y el destinatario, tanto del mundo como del contexto del discurso, de este modo no se elidirán o darán por consabidas informaciones importantes.
Además de esto, para conseguir un texto coherente hay que tener en cuenta la cohesión, entendida esta como la manera de unir o relacionar los distintos enunciado o párrafos. Entre los principales mecanismos de cohesión destacamos:
- El mantenimiento del referente a lo largo del texto. Para mantener el referente del texto se puede hace uso de la repetición exacta (lo cual llevaría a una redundancia), utilizar algún sinónimo textual o sustituirlo por pronombres. Lo importante es tener presente que si nos alejamos del referente debemos recuperarlo para evitar que el lector pierda el hilo de la información.
- Elipsis u omisión. El caso contrario sería la elisión u omisión de determinadas palabras o expresiones para evitar las repeticiones innecesarias. Habría que establecer, por tanto, un equilibrio entre las repeticiones que pueden contribuir a seguir la idea presentada y su elisión.
- Los marcadores o conectores textuales. Son unidades léxicas, formadas por una o varias palabras, que van a servir para establecer relaciones entre los segmentos del texto. Podemos concretar tres grandes grupos:
- Argumentativos (marcan diferencias entre dos partes del discurso): por añadidura, sin embargo, aun así, en consecuencia…
- Reformuladores (permiten explicar de otra manera lo expuesto): más bien, en definitiva, es decir…
- Estructuradores (organizan el discurso): en primer lugar, a continuación, por cierto…
En definitiva, un artículo científico, como cualquier tipo de texto, para conseguir comunicar su información de una manera eficaz debe ser coherente, estar cohesionado y adecuarse al contexto.
Comments are closed