¡No se trata de una sopa de letras! Son las siglas de algunos de los más conocidos índices de producción científica. Tanto los investigadores como las revistas se clasifican por su nivel de productividad e impacto en la comunidad científica, normalmente medido por las citas que se generan en otras publicaciones.
En los últimos años ha tomado mucha fuerza el índice H, propuesto por Jorge Hirsch, de la Universidad de California, en el año 2005. Su fama se ha debido a que Google (también otras grandes bases de datos como Scopus, WoS) lo ha integrado en su producto estrella para la Universidad: Google Scholar.
H, como índice bibliométrico, pretende medir simultáneamente la calidad (en función del número de citas recibidas) y la cantidad de la producción científica de un investigador o de una revista, siempre aplicado a esa base de datos (el índice de un investigador en Google Scholar no es el mismo que en Scopus). Este índice es muy útil para detectar investigadores destacados en un área de conocimiento, porque cruza y valora el número de publicaciones del autor y las citas que obtienen esas publicaciones más significativas, señalándonos su nivel de progresión a lo largo de toda una vida académica. Se calcula ordenando las publicaciones de un investigador o investigadora por el número de citas recibidas en orden descendente y a continuación numerando e identificando el punto en el que el número de orden coincide con el de citas recibidas por una publicación. Así un Índice H=5 sería cuando se cuenta con 5 publicaciones que han recibido al menos 5 citas cada una.
El H5 se configura tomando solo los 5 últimos años de la vida de un investigador o de una revista, para así contar con un período que permita comparar trayectorias investigadoras suprimiendo el factor acumulado (un senior y un junior con 5 años de vida académica serían comparables mucho mejor con el H5 que con el H absoluto) porque solo se computarían las publicaciones y sus citas de los 5 últimos años.
También el índice G, al igual que el H, cuantifica la productividad bibliométrica de un investigador. Lo propuso Leo Egghe en 2006, y se calcula igualmente a partir de las citas recibidas. Es similar al índice H, pero más complejo en su cálculo, y más discriminativo, permitiendo diferenciar más que el H. Se calcula ordenando las publicaciones de un investigador por el número de citas recibidas en orden descendente, numerando la posición, y generando dos nuevas columnas: número de citas recibidas acumulado, y número de posición al cuadrado. A continuación se identifica el número de orden de la posición en la que el número de citas acumuladas es igual o mayor que el número de posición al cuadrado. Por ejemplo, un investigador tiene un índice “G” cuando, considerando los “G” artículos más citados de dicho autor, la cantidad de citas acumuladas por estos «G» artículos es superior a «G» al cuadrado. Así un índice G=10 es la cantidad de citas acumuladas por estos 10 artículos más citados, superior a 10 al cuadrado.
El índice i es muy sencillo de calcular y se define por el número de publicaciones con más de 10 citas de un autor o una publicación. Se ha popularizado por su uso en Google Scholar. También podemos hablar del i5 para aquellos trabajos con más de 10 citas en los 5 últimos años.
Estos índices, junto a otros muchos de los que hablamos o lo haremos en esta Escuela de Autores (índice de inmediatez, cuartil, SJR, IF, SNIP, Citescore, Score RG…) son cada vez más populares y reflejo de los currículos y trayectorias de no solo los investigadores, también de las revistas científicas.
Recientemente una Editora de “Comunicar” fue a un congreso internacional y después de preguntarle su nombre y nacionalidad, le preguntaron por su número H. Hay que estar prevenidos y… “actualizados”. Por cierto, Google nos lo crea y asigna sin preguntarnos, si bien no es público.
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