Como hemos leído previamente, iniciar un artículo científico conlleva una serie de reflexiones sobre la idea y el proceso de formulación de la pregunta de investigación. Una vez definido el enfoque, podemos iniciar el vaciado de información para orientar el estudio hacia bases teóricas principales (y fundamentales). En la revisión de literatura debemos tener en cuenta dos tipos de fuentes: primarias y secundarias.
Los documentos relativos a la fuente primaria versan sobre datos originales, resultado de un trabajo intelectual pionero: libros, artículos empíricos, documentos oficiales de instituciones gubernamentales, informes técnicos, patentes, etc. En el caso de la fuente secundaria, encontramos información organizada producto del análisis, reconfiguración e interpretación de documentos publicados en el espectro académico, institucional e informativo. Ambas posibilidades son aplicadas en estudios científicos. Si bien, podemos encontrar una serie de cuestiones que alientan a un uso restringido de las fuentes secundarias (ver figura).
Estas ventajas y desventajas ratifican la razón por la que, en suma, no debemos abusar de las fuentes secundarias en nuestras investigaciones. De modo que estas bases pueden convertirse en una guía para la búsqueda y localización de estudios primarios, y no tanto para su constante referenciado.
Por consiguiente, es importante que, antes de comenzar a estructurar nuestras fuentes en los principales gestores bibliográficos (Refworks, EndNote, Mendeley…), tengamos presentes las siguientes pautas:
- Aprender a identificar fuentes primarias y secundarias.
- Sobre trabajos secundarios, tratar de localizar la fuente original para leer y analizar los datos sin interpretaciones ni intermediarios.
- Emplear fuentes secundarias solo cuando no se pueda acceder a la original, cuando los recursos sean limitados o cuando la fuente sea confiable.
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