Siempre que comenzamos a escribir un artículo, lo que más nos preocupa es la cantidad y calidad de la información que vamos a difundir y si nuestra aportación contribuirá de algún modo a hacer avanzar la ciencia. Sin embargo, no siempre se presta la atención necesaria al tipo de texto presentado, a su organización, coherencia y equilibrio, imprescindibles para su comprensión.
El artículo científico, por encima de todo, es un texto expositivo-argumentativo que se rige por las propiedades de estos: coherencia, cohesión y adecuación. Sin las cuales difícilmente entenderíamos la información presentada.
De la coherencia va a depender que el manuscrito tenga unidad no solo en lo que se dice, sino también en lo que se quiere decir. Para conseguir que nuestro manuscrito sea un texto coherente debemos atender a los siguientes aspectos:
- El artículo aborda un mismo tema que se desarrolla sin contradicciones ni repeticiones de la información aportada.
- Las ideas principales y secundarias se estructuran de manera lógica y clara, para lo cual nos podemos ayudar de la distribución en párrafos.
- Transmite la intención comunicativa del autor.
Con la finalidad de que el texto cumpla su objetivo comunicativo es necesario que las ideas que lo conforman, además de estructuradas y organizadas, estén relacionadas entre sí, que el texto tenga cohesión. Para ello, lo principal es mantener el referente y utilizar adecuadamente los marcadores discursivos que contribuyen a articular el discurso y relacionar las distintas partes:
- Para organizar el discurso: En primer lugar, a continuación, por un lado, por otro lado, como conclusión, para finalizar…
- Para vincular las ideas estableciendo relaciones de mutua implicación: además, también, más aún…(de adición); sin embargo, no obstante…(de oposición); por ello, en consecuencia…(causa/consecuencia)…
- Para expresar el punto de vista del emisor: En lo que atañe a, por lo que respecta a, en mi opinión, desde mi punto de vista, ciertamente, evidentemente, por supuesto…
Por último, aunque ya se ha hablado de esto en anteriores entradas, es necesario que el manuscrito esté adecuado a la situación comunicativa (ámbito de uso, destinatarios, intención comunicativa…), en este sentido, que sea adecuado a la revista a la que se presenta, cumpliendo su normativa y dentro de sus líneas temáticas.
La calidad del manuscrito no está solamente en la investigación presentada, para cumplir su propósito comunicativo y difundir el estudio debe atender a las propiedades comentadas, presentando un estudio coherente, con sentido completo y equilibrado.
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