De cómo don Honorato y doña Purita, en una arriesgada operación de convivencia, logran una filmación escolar que anduvo entre la lírica, la comedia y la épica, cuando se pudo llegar a la tragedia
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Un relato publicado en Aularia, escrito por Enrique Martínez-Salanova, con dibujos de Pablo Martínez-Salanova.
Un párrafo de muestra:
«El primer día de filmación, aparte del caos bélico, los mismos guerreros solucionaron a su modo el primer dilema que se planteó don Honorato: ¿cómo filmar cada grupo una guerra en la que los actores se entremezclaban entre sí?. Cada equipo filmó lo que quiso, se disfrazaron como les apeteció, interpretaron a Homero a su antojo, se divirtieron como monos, los cámaras filmaban sin ton ni son, mezclándose entre ellos. Los aqueos, con Ricardito/Agamenón a la cabeza, entraron en el aula de Troya, los troyanos, capitaneados por Héctor/Eduard Wellington, expulsaron a los aqueos y llegaron hasta su territorio, la pista de baloncesto, y a poco estuvieron de destruir sus tiendas si no hubiera sido por Gustavín/Ayax y porque llegó Mijail Bodganov/Patroclo, el gran amigo de Aquiles, pero que en esos momentos se alió con los aqueos, y ahí se creó mayor confusión aún pues cuando Maricarmen/Clitemnestra quiso echar a Patroclo de aquella batalla por ser de otra facción, debieron intervenir los dioses, esta vez doña Purita/Afrodita para decir que Homero lo escribió así y que no se podía enmendar la plana a un escritor de su talla.»