En los últimos años se ha hecho común la afirmación “los niños de hoy trabajarán en empleos que todavía no existen”, esta afirmación se respalda en la creencia que los cambios tecnológicos y la innovación motivarán a las empresas a buscar a jóvenes proactivos y con dominio de las TIC para llenar vacantes.
Esta es una de las ideas que explica el Informe sobre desarrollo mundial 2019 del Banco Mundial, el cual hace especial énfasis en la naturaleza cambiante del trabajo a la luz de los cambios económicos, sociales y sobre todo tecnológicos que viven las sociedades del mundo.
Una de las cuestiones más preocupantes surge ante un posible crecimiento del desempleo producto de la robotización de actividades que llevaría a las empresas a prescindir de personas y a considerar que las TIC están modificando la demanda de habilidades requeridas por las empresas.
En América Latina y El Caribe, por ejemplo, producto de la adopción de tecnología digital las habilidades cognitivas e interpersonales han cobrado mayor importancia, es decir gente con buena formación digital y que al mismo tiempo sean capaces de mantener una buena comunicación que les permita transmitir o recibir correctamente todo tipo de información al tiempo de mantener un alto nivel de compromiso con el trabajo.
Esta constituye una de las grandes limitantes de los trabajadores de la zona donde el 44% entre 15 y 64 años, adolece de un analfabetismo funcional, es decir que no cuentan con competencias suficientes en lectura, escritura y cálculo elemental, claves para sobrevivir en el mundo laboral y cuya deficiencia representa un costo social de 5 mil millones de dólares al año. Si no desarrollan estas competencias, la mayoría de las cuales se adquieren en la educación primaria, muy difícilmente se puede esperar que tengan competencias en el manejo de las TIC.
En ello juega un papel crucial la deserción estudiantil a temprana edad debido, entre otras, a limitaciones económicas, la baja calidad educativa, la falta de acceso a la educación y otras que dificultan el acceso a un trabajo formal.
Ante ello en algunos países se ha implementado iniciativas que coadyuven a la formación de adultos en habilidades básicas que permitan mejorar las oportunidades laborales, pero muy pocos generan impactos positivos debido especialmente a un diseño deficiente y a un diagnóstico incorrecto de los destinatarios de estas iniciativas, según el informe.
En México está el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos que ofrece programas equivalentes a la educación primaria o secundaria; en Argentina el programa Entra21 ofrece pasantías y cursos de formación; en República Dominicana el programa Juventud y Empleo permitió el desarrollo de habilidades no cognitivas y el nivel de formalidad en los puestos de trabajo, a pesar de ello no se incrementó el empleo de los adultos participantes.
También se registra iniciativas enfocadas en grupos más jóvenes como Pro Joven de Perú y Proyecto Joven de Argentina y otras enfocadas en la generación de negocios propios como el Programa de Apoyo al Microemprendimiento de Chile
Además de lo señalado otro agravante del acceso a empleo es el incremento de la informalidad, que en América Latina es mayor al 50%, donde los salarios y la productividad son significativamente menores que en el sector formal, sumado a una falta e incluso ausencia de beneficios como seguro médico ni protección social.
De modo general, el cambio tecnológico ha cambiado y seguirá cambiando el panorama laboral, educativo, y sociocultural del mundo, y por ello hará cada vez más difícil anticipar qué tipo de habilidades específicas de un empleo permanecerán y cuales no en el mercado laboral futuro.
Lo cierto es que si las sociedades no están en la capacidad de cubrir las necesidades educativas básicas de buena parte de su población difícilmente se podrá esperar su inserción en el mercado laboral dentro de 10 o 20 años, o de brindarles las herramientas que les permitan emprender y generar oportunidades de empleo para ellos y otros miembros de la sociedad.