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Aularia, en el volumen 5, número 2 de 2016, se ha interesado especialmente por la confluencia entre comunicación y ciencia, se han realizado entrevistas, debate temático y algún artículo.
Hemos confundido en ocasiones divulgar con vulgarizar, trasmitir con quitar peso a la Ciencia, y se han cometido errores que el mundo científico denuncia.La sociedad, a la que le interesan los temas científicos, entra en la ciencia fundamentalmente a través de los medios de comunicación, que con mejor o peor fortuna los divulga. Sin embargo, no siempre quienes proponen, escriben o difunden la información científica están preparados para ello, o no dedican el suficiente tiempo para trasmitir a los lectores, espectadores o receptores en general, de forma adecuada el saber científico. Adaptar el conocimiento científico a lenguajes más inteligibles por el gran público no siempre es fácil, a veces muy complicado, o imposible, más aún con las condiciones con las que hoy día se mueve el mundo de la comunicación.
Divulgar, según el Diccionario de la Real Academia Española, proviene del latín, divulgāre. Publicar, extender, poner al alcance del público algo. Sin embargo, el término vulgarizar, del latín medieval vulgarizare, tiene varias acepciones, Hacer vulgar o común algo, exponer una ciencia, o una materia técnica cualquiera, en forma fácilmente asequible al vulgo, traducir un escrito de otra lengua a la común y vulgar, o, dicho de una persona: Darse al trato y comercio de la gente del vulgo, o portarse como ella.
La confusión proviene muchas veces de los mismos comunicadores, incluso de revistas llamadas eufemísticamente de divulgación científica, al tratar como divulgación aquello que fuera a parar al vulgo, o que fuera impropio de personas cultas o educadas, dándole un énfasis especial, común o general, por contraposición a especial o técnico, sin pretender ningún tipo de especialidad.