Los casos de ciberacoso están desgraciadamente insertos en la vida académica y en los últimos cinco años, el porcentaje ha crecido muy significativamente. El mal empleo de tecnologías de la comunicación conlleva en ocasiones riegos y peligros, siendo el grupo de la adolescencia el que directamente se ve afectado.
El artículo que queremos presentar en este post lleva por título ‘Influencia del clima escolar y familar en adolescentes, víctimas de ciberacoso’ y está redactado por la investigadora Jéssica Ortega-Barón, y las profesoras titulares Sofía Buelga y María Jesús Cava, de la Universidad de Valencia, en el marco del Proyecto de Investigación I+D+i «La violencia escolar, de pareja y filio-parental en la adolescencia desde la perspectiva ecológica».
Su aportación es de gran valía por cuanto han procurado analizar la influencia del contexto escolar y familiar en víctimas del ciberacoso; analizar la existencia de posibles diferencias entre los grupos de adolescentes victimizados (moderados y severos), y no victimizados por ciberacoso en las variables de autoestima académica, percepción de clima escolar (ayuda del profesor, afiliación e implicación), autoestima familiar y clima familiar (cohesión fa miliar, expresividad familiar y conflicto familiar), y por último, determinar el valor predictivo de las variables escolares y familiares en el ciberacoso.
La metodología de estudio llevada a cabo ha tratado con un total de 1.062 adolescentes, de los cuales un 27.4% ha sido víctima de ciberacoso en el último año.
Los datos indican que las víctimas de ciberacoso, comparadas al grupo de no víctimas,
presentan un peor ajuste en todas las variables escolares y familiares analizadas. Así, respecto al ámbito escolar, los resultados sugieren que tanto los adolescente
cibervictimizados de forma moderada como de forma severa tienen una autoestima académica significativamente más deteriorada que los adolescentes no victimizados, así como un sentimiento de afiliación con sus iguales significativamente más bajo.
Según el artículo, la calidad negativa del clima familiar puede ser un factor de riesgo que contribuye a que el adolescente sea un blanco más fácil de maltrato y de intimidación por parte de los compañeros al no tener recursos familiares que lo protegen de la violencia.
Se trata, por tanto, de un artículo de gran valía para el contexto escolar y familiar.